Cualquier excusa es buena para intentar meterle una follada muy bestia a la hija del vecino, sobre todo si es una asiática con aspecto inocente como la chica del vídeo. Esta colegiala estaba pidiendo guerra a gritos, así que cuando el vecino la desnuda y comienza a penetrarla no para de gemir. Comienza a gritar de placer mucho más cuando la pone en posición de perrito y le estira de las coletas del pelo. Lo que no le gusta tanto es la follada de boca posterior, que termina en una corrida dentro de su garganta que provoca que se ponga a llorar mientras le rebosa el semen por los labios.
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