Todos hemos tenido una maciza de al lado en algún momento de la vida, ese tipo de vecina al que le meteríamos la polla de forma constante hasta dejarla destrozada. Esta guarra estaba esperando ansiosa que su vecino, un tío con tatuajes que la vuelve loca, apareciera en su casa para hacerle una visita y meterle la polla en la boca. La zorra la chupa y la pone bien dura antes de abrirse de piernas para que se la folle a fondo. No se tiene que mover del sofá para correrse como una perra y disfrutar cuando todo el semen caliente le cae encima.
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