Llegar de fiesta un sábado noche y no haber conseguido meterle la polla a ninguna desconocida es una gran putada. El único consuelo que hay es que seas como este tío que tiene una hermana viciosa y tetona en casa esperándole. Cuando llega despierta a su hermana con la intención de echarle un polvazo, porque sabe que la tía le debe un favor de algo que hizo por ella. La guarra se despierta chupando rabo y luego se pone a cuatro patas para que su hermano la pueda atravesar. Y al final en vez de llenarle el culo de leche lo que hace es dejarle todos los chorros de corrida encima de sus gafas de puta.
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